Artículo publicado en Hablando República el 23 de septiembre de 2013
En un artículo anterior vimos que el capitalismo crece y se expande movido por la ganancia y la competencia. Ahora veremos cómo también es un sistema económico contradictorio, que por las mismas razones que crece también crea las condiciones para generar crisis económicas.
Toda empresa capitalista se basa en la ganancia, esto es, en obtener una cantidad suficiente de beneficios por encima del capital invertido. Para ello es requisito indispensable vender los productos que previamente ha producido en lo que se llama el “ciclo de producción”. Pero para poder vender esos productos necesita que existan, a su vez, unos compradores. Y es aquí donde empiezan los problemas.
Si no existe mercado, es decir, si no hay compradores dispuestos a gastarse su dinero en adquirir los productos entonces la empresa no puede deshacerse de lo que ha producido y por lo tanto no puede obtener los beneficios necesarios para que su actividad sea rentable. Tendrá que quedarse con los productos en su almacén y entrará en una crisis de rentabilidad.
Si la empresa no necesitara aumentar de tamaño y mejorar su ciclo de producción, necesitaría más o menos la misma cantidad de clientes a lo largo de toda su existencia, lo cual no debería generarle demasiados problemas. Si pudo durante un período encontrar suficientes clientes para hacer negocio, seguramente podrá volver a encontrarlos en otra ocasión. Y, siempre que no necesite encontrar un número superior de clientes, no tendrá demasiadas dificultades para seguir desarrollando su actividad a lo largo del tiempo.
El problema es que sabemos que en un sistema capitalista las empresas deben incorporar innovaciones y mejorar su aparato productivo, porque de no hacerlo corren el riesgo de ser aniquiladas por la competencia. Al lograr mejoras y avances, las empresas serán capaces de crear más productos en menos tiempo. Pero para poder materializar la ganancia tendrán que vender todos esos nuevos productos que ahora generan de más, por lo que necesitarán nuevos clientes o que los mismos clientes acudan más veces a comprar.
Pensemos en la relación entre ciclos de producción y ciclos de consumo. La tecnología ha llevado a un acortamiento de los ciclos de producción (por ejemplo, ahora es posible producir un coche en mucho menos tiempo que antes) y eso ha supuesto un mayor crecimiento de la oferta potencial: se pueden producir muchos más coches al año. Lo que significa que se pueden vender más coches al año. Pero como hemos dicho antes para que todo esto funcione en el marco del sistema capitalista es necesario también que el ciclo de consumo se reduzca igualmente a la misma velocidad, es decir, que no basta con que se produzcan más coches al año sino que también se tienen que vender de forma efectiva (o deviene la crisis).
En condiciones normales las empresas no logran vender la producción que han generado de más. El problema puede ser de índole económico o psicológico. Será económico cuando las compras no se produzcan porque los que quieren comprar no tengan dinero suficiente. En este caso es un problema distributivo y puede solucionarse –en principio–: a) incrementando los salarios de los trabajadores y/o b) concediéndoles préstamos. El boom de los años de posguerra (1945- 1975) tiene mucho que ver con el aumento de los salarios de los trabajadores, y las últimas tres décadas (1975-2007) tienen mucho que ver con el aumento de los préstamos.
Pero puede ocurrir que aunque no haya compras sí haya compradores potenciales, es decir, gente que podría comprar esos productos porque tienen dinero suficiente pero que de momento no ha decidido hacerlo (porque no le interesa o porque no sabe que puede comprar más). Éste es el factor de índole psicológico que habíamos comentado. Es aquí donde entra en todo su esplendor la magia de la publicidad y su función de “crear necesidades, crear mercados”, consistente en mentalizar al consumidor de que el producto es antiguo y hay que sustituirlo por uno nuevo (caso evidente de la ropa y de los teléfonos móviles). Pero también nos encontramos con algunas estrategias empresariales todavía más detestables. Una de ellas es la de limitar técnicamente la vida del producto (caso de las impresoras o las bombillas, por ejemplo) y hacer de esa forma que el producto pierda valor de uso y haya que sustituirlo igualmente. El objetivo siempre es el mismo: volver a vender nuevos productos para evitar la quiebra de la empresa (que necesita reinvertir beneficios ad nauseam).
Por eso no podemos analizar este problema de otra forma que no sea asociándolo directamente con el funcionamiento interno del capitalismo. No se trata de la maldad de unas cuantas empresas avariciosas que disfrutan torturándonos con mensajes publicitarios u obligándonos a desechar nuestros productos antes de tiempo. Lo que ocurre es que no habría un problema mayor para el capitalismo que una producción generalizada de bienes con larga vida útil y, por lo tanto, sin la inherente necesidad de ser reemplazados. Las empresas estarían de ese modo sentenciándose a sí mismas.
No podemos olvidarnos de que el capitalismo es un sistema absurdo desde el punto de vista social y ecológico, pero a la vez es, sin embargo, profundamente lógico y consistente desde el punto de vista económico. Además, debido a su necesaria e incesante búsqueda del crecimiento económico, el capitalismo ha conseguido los mayores avances en la historia de la humanidad en cuanto a adelantos tecnológicos y riqueza material. La necesidad de innovar para destacar en el mercado, imponerse frente a otros competidores y obtener beneficios ha empujado a las empresas a desarrollar nuevas tecnologías y a crear nuevos productos y servicios que facilitan la vida del ser humano.
En este sentido, el capitalismo se ha mostrado ampliamente capaz y eficaz, y esta característica puede ser considerada sin duda la principal ventaja de este sistema económico. Ahora bien, la cuestión hoy día debe girar en torno a la siguiente pregunta: ¿de verdad necesitamos seguir aumentando como sociedad nuestra riqueza material a pesar de que ello genere amplias bolsas de pobreza y elevados niveles de desigualdad así como graves atentados contra el medio ambiente, o ya va siendo hora de detener este ritmo vertiginoso de producción y dedicarnos a repartir de un modo razonablemente equitativo la abundante riqueza que ya sabemos y podemos generar respetando además los límites de la naturaleza?
El sistema económico capitalista no puede evitar las crisis económicas,
[…] Saque de esquina – El sistema económico capitalista no puede evitar las crisis económicas […]
Creo que ejemplificas con casos que te convienen. El capitalismo obliga a los individuos o mejor incentiva a los individuos a mejorar su margen de beneficios. Ejemplo una barra de pan me cuesta producirla 60 cts y la vendo por 80 cts. Para mejorar mi ganancia puedo aumentar el número de barras de pan que vendo. Pero esto siempre tiene un límite. Y esto crea los problemas descritos anteriormente. Pero también puedo intentar reducir los costes (y no vía salarios, que volvería a traer los problemas descritos arriba) vía producción. Sí consigo fabricar la misma barra de pan a 50 cts hasta que la competencia me alcance tengo una ventaja competitiva que me hará ganar mucho dinero. Puedo venderla a 70 cts. La competencia tarde o temprano me alcanzará. Pero para toda la sociedad se encontrarán que antes pagaban 80 por barra y ahora 70. Los consumidores van a tener más renta disponible. Y seguramente menos gente se dedique al sector de producir pan. Que en un principio será malo antes tenían trabajo y ahora no. Pero a largo plazo esa gente se podrá dedicar a tareas que antes no había gente para realizarlas.
Pensemos en la cantidad de gente que había en el sector primario. Cuando se produjo comida más barato y en mayor cantidad muchos se quedaron sin puesto de trabajo pero esa masa se coloco en el sector industrial. Cuando este sector alcanzo su madurez muchos se quedaron sin trabajo y se reubicaron en el sector servicios. Y ese sector esta colapsando también o por lo menos su versión más antigua. Pero esta emergiendo un nuevo campo el de las ideas y contenidos. Ya no vivimos para poder alimentarnos, ni para producir productos, ni siquiera para dar servicios, lo más emergente es para crear ideas y contenidos.
Pero Bentolin, es una cuestión matemática. Tenemos un modelo basado en el crecimiento y la competencia. Creces compitiendo y compites por el crecimiento. Eso genera innovación, eficiencia, productividad, etc. Pero es fácil ver que también genera crisis, de hecho se basa en las crisis continuas de empresas que van desapareciendo. Al final el sistema completo va a tener problemas de crédito, de producción o de consumo, por pura matemática: no se puede crecer eternamente de manera continuada y sin imprevistos. Cuando las empresas dejan de crecer intentan fusiones con otras empresas y las que crecen fagocitan a otras, de modo que al final, lo que en principio era competencia, acaba siendo monopolio de gigantes con mayor PIB que muchos países.
Cuando se proponen modelos alternativos (decrecimiento, economía del bien común, etc.) se responde que eso son utopías pero nadie dice nunca que el capitalismo en sí es una utopía con tendencia a volverse cada vez más distópica, donde lo que en principio parece un sistema ideado para mejorar la vida de todos acaba empeorando la vida de todos para salvar al propio sistema.
La vida son crisis y competencia.
Crisis, porque el mundo es un lugar dinámico en el que no se puede preveer que va a pasar. Y el capitalismo ha demostrado adaptarse mejor a los cambios. Los modelos alternativos (decrecimiento, economía del bien común, etc.). Se basan en dos cosas, la obligatoriedad y la posibilidad de previsión. La obligatoriedad porque el individuo no va a ser libre de decidir si acepta el modelo o no. Dentro del capitalismo tu puedes hacer una comuna y vivir conforme a tus reglas (siempre que los bienes de la comuna sean de vuestra propiedad, no vale eso de hacemos una comuna pero en la casa de otro). Pero dentro de un sistema más socialista, tu no puedes decidir no cumplir sus reglas. Y aunque suena magnifico decir que se podrían evitar crisis pues las preveríamos. Al final falta el papel higiénico. Hay que dejar a la gente hacer. Con una regla. Que nadie almacene tanto poder que pueda someter a la mayoría. Ni gobiernos ni empresas. Que es realmente lo que causa los problemas. No el capitalismo per se.
Y competencia, porque es la base de la evolución, es la base de que el hombre sea hombre y nuestras sociedades las que tenemos. Y no creo que sea un proceso que se pueda parar ni se deba parar.
Bentolín, se me hace difícil contraargumentar tu exposición porque partes de supuestos de fe difícilmente demostrables. Discrepo bastante con lo que dices:
– “La vida son crisis y competencia” Qué vida? La de una hormiga o una abeja no se basa en la competencia, sino en la cooperación. En la naturaleza no hay ni una sola especie que compita entre sí a los niveles del ser humano y de hecho, cuando la supervivencia está garantizada no vas a ver a dos perros matándose por acumular comida. La vida no es competencia de por sí, el sistema que tenemos sí lo es. La vida puede ser crisis, pero no autogenerada a conciencia como ocurre en nuestro sistema. Si en tu economía familiar, cada mes cobras 1.500 euros y te los gastas en el casino nada más cobrarlos, vas a tener más crisis que aquel que planifica su economía. El ludópata no puede decirte: todos debemos ir al casino porque la vida es crisis…
– “Los modelos alternativos (decrecimiento, economía del bien común, etc.). Se basan en dos cosas, la obligatoriedad y la posibilidad de previsión.” No sé de dónde sacas eso, es precisamente lo contrario, modelos como el de la economía del bien común no se basan en la obligatoriedad sino en la confluencia de los intereses de todos, es muy democrático. Por otro lado, pensar que el capitalismo te deja vivir como tú quieres es una afirmación que no tiene ninguna base empírica. Es más, te reto a que trates de convencer a Fidel Castro de que el capitalismo te deja vivir como tú quieres.
Lo de que el capitalismo es libertad es una falacia que cada día queda más demostrada. Sólo tienes libertad cuando tienes mucho dinero. Ahora te invito a que trates de demostrarle a un trabajador de Bangladesh que el capitalismo es libertad, en serio. Que se tenga una imagen de ausencia de libertad en aquellos países no capitalistas (Cuba, Corea del Norte, URSS, etc.) no quiere decir que el capitalismo sea sinónimo de libertad, ni siquiera que sea el sistema más libre posible. Esos países suelen ser dictaduras y suelen ser gotas de agua en un mar hostil, que necesitan protegerse culturalmente. Pero hay más alternativas que capitalismo o dictadura autárquica.
– “aunque suena magnifico decir que se podrían evitar crisis pues las preveríamos. Al final falta el papel higiénico”. No se trata de evitar crisis porque las prevés, sino que el capitalismo es autogenerador de crisis que no existen en otros sistemas económicos. Es más, dentro del capitalismo, el neoliberalismo genera muchísimas más crisis que otros modelos. Eso ya lo ha explicado Juan Torres en varios artículos, no es casualidad que apenas hubiera crisis en la etapa keynesiana y que a partir de los 70 se dispare exponencialmente el número de crisis: http://juantorreslopez.com/impertinencias/se-pueden-evitar-las-crisis-financieras-la-leccion-de-la-historia/
– “Y competencia, porque es la base de la evolución, es la base de que el hombre sea hombre y nuestras sociedades las que tenemos.” Eso es una falacia que los capitalistas se han encargado de propagar pero que no se ajusta en absoluto a la realidad. Eres lo que eres gracias a que competiste contra tus padres o a que te ayudaron? Aprendiste lo que has aprendido porque tus profesores intentaron hundirte para que no les arrebatases su riqueza? Yo creo que se ha avanzado más cooperando, compartiendo la sabiduría de cada uno. Competir es interesante en circunstancias concretas y específicas, pero la competencia salvaje absoluta es una locura. El 2% de toda África son personas superdotadas. Si se cooperase con ellos y se les permitiera investigar tendríamos miles de genios intelectuales y científicos africanos descubriendo cosas, haciendo evolucionar la sociedad. Me dices que es mejor hundirlos en pura competencia por la riqueza porque, según tú, así es la vida? No existe ninguna especie animal que haga tal gilipollez.
– No hay evolución si se niega la posibilidad de cuestionar o incluso cambiar de modelo si se estima oportuno. Es un hecho que el modelo actual no satisface las necesidades básicas de todos y cada uno de los ciudadanos y que, únicamente por ese motivo, hay que buscar algo mejor. Puede que un 4 sea mejor que un 3, que un 2 o que un 1 pero no por ello vamos a negar la posibilidad de buscar algo mejor que el 4. No sé por qué tanto miedo a buscar otro sistema que no sea el actual.
– Si afirmamos que el capitalismo es la producción y que el neoliberalismo es la distribución de la riqueza lo que vendríamos a criticar normalmente es el neoliberalismo, por eso hay economistas que piden salir del neoliberalismo y no necesariamente del capitalismo, otros proponen racionalizar el capitalismo y otros consideran que desde el capitalismo no hay nada que hacer porque, entre otras cosas, estamos destruyendo el planeta.
– Te recomiendo el visionado del siguiente vídeo sobre la economía del bien común, es realmente interesante: http://www.youtube.com/watch?v=87Jdpa7Seqs
Muy buen artículo el tuyo, muy explicativo y claro como de costumbre. Sin embargo hay 2 temas concretos que no acaban de cuadrar:
1º No entiendo mucho del tema pero ¿hasta donde puede llegar la publicidad? Es decir, ¿aceptamos que no tenemos voluntad humana o bien que es maleable en su totalidad? ¿O podemos poner algún límite a la influencia de la publicidad en nuestras decisiones? ¿Admitimos que el pueblo es bovino e ignorante o limitamos el alcance y capacidad de convencimiento de la publicidad?
2º Hasta donde puedo saber el tema de la obsolescencia programada no tiene respaldo científico [http://naukas.com/?s=obsolescencia+programada]. Parecen leyendas urbanas, datos mal interpretados y teorías basadas en un supuesto de malignidad. Quiero decir, entiendo que no se produzca con la durabilidad en mente [entre otras porque no nos interesa tanto como antes y volvemos a la 1º cuestión], pero de ahí a decir que se produce explicitamente para disminuir la vida útil de los productos va un trecho! Al fin y al cabo si yo consumidor deseo un producto duradero y tu no me lo proporcionas siempre puedo acudir a tu competencia; es un hueco en la oferta y entiendo que cuando hay un hueco siempre habrá [o se creará] una empresa que supla dicha demanda.
Slds!
Gracias, Eric, por el reconocimiento y por el comentario.
1º El poder de la publicidad creo que nadie lo pone en cuestión. A unas personas afecta más, a otra menos. Lo que es indudable es que hoy día las técnicas publicitarias incitan a buena parte de la población a comprar cosas que no necesitan a través de la creación de nuevos deseos y necesidades.
2º. Creo que confías demasiado en la flexibilidad del mercado y en la soberanía del consumidor. Hoy día la inmensa mayoría de productos son fabricados en masa y a través de grandes redes de producción cuyo núcleo de producción se encuentra en países de mano de obra barata (China, Tailandia, Europea del Este…). Los consumidores acuden a estos productos por lo baratos que son, no por la calidad de los mismos, y esto lo vemos todos los días. Algunos consumidores serán más exigentes y acudirán a productos de mayor calidad (¡aunque en ocasiones es que ni siquiera podrán por falta de oferta!), pero la inmensa mayoría no tiene mucho margen en su capacidad adquisitva y se tendrá que conformar con los productos más baratos. Clientela fija que comprará los productos baratos independientemente de su durabilidad. Caldo de cultivo para la obsolescencia programada.
Ejemplos donde se recoge evidencia empírica los puedes encontrar en:
García J., El decrecimiento feliz y el desarrollo humano, Catarata, Madrid, 2010
http://www.rtve.es/noticias/20100630/bombilla-centenaria-vestigio-luces-incandescentes/337749.shtml
http://www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml
Serie de documentales de la BBC “El siglo del individualismo” de Adam Curtis
además de en tu experiencia personal. Yo, por ejemplo, no paro de ver cómo los televisores, microondas, impresoras, auriculares, teléfonos móviles, frigoríficos tienen una vida útil muy, muy limitada, especialmente si lo comparamos con las posibilidades tecnológicas (¿de verdad no somos capaces de hacerlos más durables?) o con productos antiguos del mismo tipo.
[…] un artículo anterior estudiamos la relación entre ciclos de producción y ciclos de consumo en un sistema económico […]