Artículo publicado en Andalucesdiario.es el 14 de octubre de 2013
Pensemos en cualquier región del planeta y tengamos en cuenta que interactúa en términos económicos con el resto de regiones. Las empresas, las administraciones públicas y las familias residentes en esta zona compran productos y servicios que provienen del extranjero, y venden productos y servicios al extranjero. Cuando estos agentes económicos venden fuera, entra dinero en la región. Cuando compran fuera, sale dinero de la región. Si durante un periodo de referencia entra más dinero del que sale (o lo que es lo mismo, si se vende fuera más de lo que se compra fuera) aumentará la cantidad de dinero que hay en ese territorio. Si durante un periodo de referencia sale más dinero del que entra (si se vende fuera menos de lo que se compra fuera) disminuirá la cantidad de dinero existente en esa región.
Si entra más dinero del que sale, genial; no hay nada más que hablar: la región se está enriqueciendo. Además, podrá hacerlo indefinidamente mientras se mantenga ese ritmo porque no existe ningún límite a esa capacidad de aumentar el dinero total. Siempre hay sitio para más dinero.
Pero si sale más dinero del que entra tenemos un problema: los agentes económicos que residen en esa región tienen que hacerse con dinero como sea para poder cumplir con los pagos al exterior. Para ello hay, en general, tres opciones: en primer lugar, pueden recurrir a los ahorros, teniendo como consecuencia que la región se empobrezca, pues la cantidad total de dinero existente en la misma disminuiría. Como es obvio, la región no podría empobrecerse indefinidamente, porque si continuase ese ritmo llegaría un momento en el que a la región ya no le quedase más dinero que entregar al exterior (llegaría un momento en el que los ahorros se acabarían). En segundo lugar, los agentes económicos de la región pueden pedir dinero prestado a agentes que residan fuera del territorio, y con ese dinero materializar los pagos comprometidos. En tercer lugar, pueden recibir dinero desde el exterior sin contraprestación directa (sin la obligación de devolverlo), en forma de subvenciones públicas, inversiones empresariales, transferencias fiscales, remesas, etc.
En la práctica todas las regiones que tienen que satisfacer pagos con el exterior suelen experimentar una combinación de las tres opciones comentadas. Sin embargo, siempre hay una de ellas que destaca. En el caso del estado español (que durante los últimos años había estado vendiendo al extranjero menos de lo que compraba fuera) la opción sobresaliente fue la segunda: recurrir al endeudamiento. Los agentes económicos españoles pidieron muchos préstamos y éstos fueron facilitados por agentes alemanes y franceses, fundamentalmente. En cambio, en regiones como Andalucía (que lleva décadas vendiendo al extranjero menos de lo que compra fuera) ha prevalecido la tercera opción, especialmente vía transferencias fiscales. Pero este caso no es exclusivo de la región andaluza, sino que se da en todas las regiones que, teniendo que pagar al exterior, forman parte de una estructura regional relativamente solidaria. Es el caso de Castilla-La Mancha, Murcia, Canarias… pero también de California, Pennsylvania, Illinois, Hamburgo, Hessen, Marsella, Sicilia, etc…
Es decir, en los estados a los que pertenecen estas regiones (como el español, estadounidense, alemán, francés…) existen mecanismos fiscales que compensan los desequilibrios comerciales (que son los que obligan a los territorios a pagar más al exterior de lo que ingresan). Y no sólo se trata de solidaridad, sino de eficiencia económica. Para que el ciclo comercial sea sostenible y no se detenga, es necesaria la existencia de este tipo de mecanismos.
Lo que ocurre es que cuando abandonamos el ámbito nacional estas herramientas fiscales disminuyen o incluso desaparecen, empujando a las regiones con déficit comercial a la segunda opción comentada: endeudarse. Y esto es precisamente lo que le ocurrió a países como España, Portugal o Grecia, por –teniendo que pagar al exterior más de lo que ingresan– pertenecer a una administración territorial (la Unión Europea) carente de este tipo de mecanismos compensatorios.
En definitiva, las asimetrías comerciales que existen en la Unión Europea no tendrían por qué haber desembocado en una crisis de endeudamiento, como desgraciadamente ha ocurrido. Si el diseño institucional comunitario hubiese sido más precavido, coherente y solidario, y hubiese permitido fórmulas de contrapeso, hoy día los problemas económicos de la zona euro no serían tan graves.
Las asimetrías comerciales entre regiones no tienen por qué ser nefastas,
Este artículo es una buena explicación de porqué hay que salirse del euro. Porque las transferencias alemanas tendrían que ser de entre el 8% y el 9% de su PIB (220-232 mil millones al año) llegando algunas estimaciones al 12%. Sabemos que eso no va a ocurrir nunca así que no merece la pena seguir en el euro.
En este sentido creo que los economistas críticos españoles están demasiado paralizados, puesto que sólo he visto a Alberto Montero plantear la salida del euro y hay que acudir a otros idiomas para acceder a información al respecto.
Y cuales serían esos mecanismos fiscales que compensarían los desequilibrios comerciales de los q hablas? Mecanismos q activa el Estado o la C Autónoma tiene alguna competencia? Gracias Eduardo.
Mecanismos de redistribución de la renta, desde la región favorecida a la desfavorecida. Para ello es necesario un sistema impositivo eficaz y justo, y al mismo tiempo un sistema de gasto público igualmente eficaz y justo.
En el caso del territorio español la competencia es claramente del Estado, aunque en teoría está sujeta a negociación. En el caso del territorio de la Unión Europea, simplemente son mínimas porque el presupuesto comunitario ni siquiera alcanza el 2% del PIB.
Precisamente hoy han publicado un artículo interesante en «el blog salmón» donde hablan sobre «cómo funciona el sistema de financiación autonómica», lo comparto con vosotros por si os interesa:
http://www.elblogsalmon.com/entorno/como-funciona-de-financiacion-autonomica
Cito: «Si el diseño institucional comunitario hubiese sido más precavido, coherente y solidario, y hubiese permitido fórmulas de contrapeso, hoy día los problemas económicos de la zona euro no serían tan graves.»
Estás hablando de dar subvenciones a España, Portugal y Grecia. Pero a parte de por solidaridad, ¿porque?
Efectivamente, no sólo se trata de solidaridad, sino de eficiencia y búsqueda de la estabilidad. Me explico: los países con estructuras productivas más desarrolladas (como Alemania) necesitan clientes para vender sus productos. Una buena proporción de todo lo producido es vendido a los países periféricos, Pero estos países, puesto que tienen una estructura productiva menos desarrollada y presentan déficits comerciales, no tienen suficiente renta interna para comprarlos, por lo que necesitan renta que provenga del exterior. Lo que ha ocurrido durante los años anteriores a la crisis es que esta renta llegaba a los países periféricos en forma de deuda (los agentes económicos de los países periféricos tomaban dinero prestado), y esto fue generando unos desequilibrios que se han mostrado insostenibles (no puedes estar endeudándote siempre).
La alternativa es que esa entrada de dinero a los países periféricos no se produzca en forma de endeudamiento, sino de transferencias de rentas o de inversiones. De esta forma los países del centro podrían continuar con su ciclo de producción y exportación, y al mismo tiempo los países periféricos no acogerían en su seno esa enorme bomba de relojería que supone el endeudamiento indefinido y creciente.
Pues yo eso lo veo como darle el pez al pobre en vez de enseñarle a pescar. ¿Realmente es útil subvencionar para que las cosas sigan igual, unos dependientes de otros?
Lo que ocurre es que no le puedes enseñar a pescar a todo el mundo. No todos los países del mundo pueden especializarse en maquinaria eléctrica de elevada tecnología como Alemania, por ejemplo. Es más, incluso suponiendo que lo consiguieran muchas regiones (mucho suponer), entonces habría demasiadas unidades de maquinaria para la demanda existente, con lo cual Alemania no sólo perdería su ventaja sino que tampoco la ganarían los nuevos participantes.
En este artículo profundizo un poco más en el tema (aunque no mucho más) http://eduardogarzon.net/las-transferencias-de-rentas-entre-regiones-no-son-injustas-sino-que-deshacen-injusticias/
Ya lo había leído, sigo tu blog y lo he vuelto a leer.
Yo veo los mecanismos de redistribución (transferencias, subvenciones) como una forma de inversión para conseguir sacar a la región menos desarrollada del lugar desfavorable en el que se encuentra. No como un pago de indemnizaciones por una injusticia.
Considero que una región que esté más desarrollada que otra es más bien por haber ganado en una lucha de competencias que por una injusticia.
Aunque soy consciente que no todos pueden ganar, pues es un juego de suma cero, la idea, más que redistribuir con afán de reparar agravios debería orientarse en redistribuir con afán de inversión, para una futura mejora. Así se intentaría evitar que las regiones menos desarrolladas se anclasen en esa situación para siempre.
De todas formas, estoy de acuerdo contigo en que había mejores soluciones que la nos hemos comido estos años.
Usuario, puedes verlo desde otro enfoque menos darwinista. Cuando se hace una unión, europea o nacional, no es para competir entre las regiones de la unión, sino para cooperar, para que juntos puedan competir con mayor fuerza con el resto del mundo.
Pongo dos ejemplos sobre por qué las transferencias entre regiones son justas y eficientes:
El problema a nivel europeo es que al tener una moneda única, si pierdes competitividad no puedes devaluar, así que los productos alemanes igualan sus precios a los del resto de Europa. Te compras un Audi en lugar de un Renault porque no hay tanta diferencia de precio como antes del euro. Las exportaciones alemanas crecen y las francesas disminuyen. Como esto a Francia no le interesa, el euro no le sirve, por tanto se rompe el proyecto (es lo que va a pasar tarde o temprano). Al romperse el euro, Francia (su moneda) se devalúa un 20% mientras que Alemania eleva un 15% el valor de su moneda. Ahora, de golpe cuesta mucho más un Audi que un Renault, así que te compras el Renault dejando a la industria alemana en crisis.
Para no llegar a este punto la solución es que haya unión monetaria pero también fiscal, mayores transferencias, eurobonos, etc. Francia acepta vender menos a cambio de recibir una compensación económica y Alemania acepta pagar más a cambio de incrementar sus ventas.
En España: Decidimos hacer un centro tecnológico enorme. En algún sitio hay que ponerlo, lo estamos pagando entre todos pero quien se lo lleve va a tener trabajo y riqueza. Decidimos ponerlo en Extremadura y al cabo de 20 años se convierte en una mina de oro que exporta robótica, biotecnología, nanotecnología, etc. Extremadura se convierte en la región más rica del planeta. Como lo hizo con el esfuerzo de todos, lo lógico es que esa riqueza la comparta con todos, así que pagará más al estado y luego, cuando el estado reparta, le tocará menos de lo que pagó.
Usuario, creo que no acabas de entender la explicación de Eduardo.
Dentro de la tercera opción se encuentran las transferencias desde los países más desarrollados y las inversiones empresariales.
Yo veo de forma muy clara cómo las transferencias a la vez que solidarias con los países más pobres, son una forma de asegurar a los más ricos el que sus exportaciones sigan funcionando, pues los más pobres siguen comprándoles productos.
Pero también tenemos las inversiones extranjeras. Si estas se hicieran de una forma controlada, esto es, evitando la especulación, de ellas se benefician tanto los inversores extranjeros como las empresas nacionales que, gracias a esas inversiones, pueden mejorar su competitividad, y a la larga, ayudar al país a necesitar menos fondos de cohesión desde Europa.
Es una situación en que todo el mundo gana, al contrario de la situación actual, donde los únicos que ganan son los estados que nos han prestado dinero como Alemania, Francia o Gran Bretaña.
Muchísimas gracias Eduardo por acercar el mundo de la economía al público general.
Un saludo.