El lobby de la banca, utilizando todos los medios que tiene a su alcance (económicos, comunicativos, políticos, publicitarios, etc), lleva décadas tratando de sembrar dudas sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Inicialmente su estrategia sólo tuvo un relativo impacto en la sociedad española porque las cifras eran tercas y mostraban año tras año un superávit en la Seguridad Social que ahuyentaba cualquier duda sobre su fortaleza. Sin embargo, la crisis económica iniciada en el año 2008 fue la excusa perfecta en la que se apoyó el lobby de la banca para extender por fin la idea de que algo había que hacer si se querían asegurar las pensiones en el futuro. Los gobiernos del PSOE y del PP interiorizaron la falsa preocupación y se pusieron manos a la obra: el primero diseñó en 2011 una reforma que incluía un retraso en la edad de jubilación y un recorte en la pensión media que alcanza el 20%, mientras que el segundo ideó una reforma que programa un recorte de la pensión media que podría llegar a ser del 15%, todo según estimaciones de Funcas. Si a eso le sumamos las bonificaciones a los planes privados de pensiones que ya se aprobaron antes de la crisis (y que, por cierto, provocan una pérdida de recaudación pública de aproximadamente 2.000 millones de euros cada año), tenemos el caldo de cultivo perfecto para que la gente corra con pavor a contratar planes de pensiones para evitar tener una pensión ridícula en el futuro. Objetivo de la banca cumplido.
Los anuncios sobre planes de pensiones privados están por todos los lados. Siempre muestran una supuesta fórmula de inversión segura, rentable y al alcance de todo el mundo. Pero lo cierto es que no cumple ninguna de esas tres características, ni de lejos. No podemos olvidar en qué consiste básicamente la contratación de un plan de pensiones privado: se trata de depositar dinero en un banco, para que éste trate de rentabilizarlo en los mercados financieros, de forma que si logra su objetivo se quedará con buena parte de la ganancia y trasladará una pequeña parte al ahorrador, mientras que si no logra su objetivo el ahorrador perderá parte del dinero.
No es una inversión segura porque ya ha habido casos en los que personas que habían depositado su dinero con toda la ilusión, descubrieron que habían perdido parte del mismo cuando fueron a retirarlo. No es una inversión rentable porque la mayoría de los fondos ofrecen una rentabilidad inferior a la de la bolsa o incluso a la de los bonos públicos (según el estudio titulado “Rentabilidad de los Fondos de Pensiones en España. 2002-2017”, de entre los 356 fondos de pensiones con 15 años de historia, sólo 4 superaron la rentabilidad del IBEX 35 y 47 la de los bonos del Estado a 15 años). Y no es una inversión al alcance de todos porque para poder contratar un plan es necesario tener capacidad de ahorro, algo de lo que carece una buena parte de la población española.
No hay datos exactos sobre la capacidad de ahorro de las familias pero sí hay estimaciones. La más optimista es la de Fintonic, que pone de manifiesto que sólo 4 de cada 10 personas pueden ahorrar en nuestro país. La más pesimista es la de los técnicos del Ministerio de Hacienda, que señala que el 86,6% de la ciudadanía española no tiene capacidad de ahorro.
Pero lo más importante, ¿quiénes tienen capacidad de ahorro? Cabría suponer que sobre todo las personas con más renta. Y así es. Lo podemos corroborar observando quiénes son los que contratan planes privados de pensiones. Según datos del Banco de España, en el año 2014 (últimos datos disponibles) sólo el 26,1% de la ciudadanía había acudido a una de estas fórmulas de ahorro, siendo mayoritaria la que tiene un elevado nivel adquisitivo. Por ejemplo, si nos centramos en el 20% más pobre de la población, sólo el 5% había inyectado dinero en algún plan privado de pensiones. En cambio, si nos centramos en el 10% más rico, lo había hecho el 60,5%. Y esta relación se mantiene a lo largo de todos los estratos: cuanta más renta, más se utilizan los planes privados de pensiones.
En consecuencia, deducimos que si la solución al supuesto problema del sistema público de pensiones pasa por la contratación de planes privados, entonces se estaría dejando al margen a la mayor parte de la población, precisamente la que menos capacidad económica tiene. Una solución para los más ricos que deja fuera a los más pobres. Una solución arriesgada, ruinosa y elitista.
Los planes privados de pensiones no son seguros, ni rentables, ni accesibles a todo el mundo,
Soy autónomo y, de momento, puedo elegir:
(1) Cotizo 500 euros al mes para una pensión pública.
(2) Cotizo por la mínima y el resto lo invierto en índices bursátiles (no hay necesidad de pasar por bancos o gestoras privadas). Tengo 30 años. ¿Confío en lo público o diversifico? ¿Es sensato que me lo juegue todo a la carta de lo público para cuando me jubile en 2055?
Es sensato. De hecho, mucho más sensato que invertirlo en el mercado (casino) financiero en el que se producen crisis financieras (y por lo tanto, pérdidas y quiebras) cada muy pocos años. Ningún gobierno de ningún país desarrollado va a dejar de pagar las pensiones. Eso no va a ocurrir jamás. Es fácil de entender: el gobierno que lo hiciera no volvería a salir elegido en su vida. El pago de las pensiones es la columna vertebral del Sistema de la Seguridad Social, que a su vez lo es del Estado social capitalista. Pagar las pensiones es un compromiso sagrado. El dinero siempre se sacará de donde haga falta para pagar las pensiones; cualquier cosa antes que dejar de pagarlas. Míralo de otra forma: ¿qué es más fácil que quiebre y deje de cumplir sus compromisos, un Estado o una empresa (o varias) que cotiza en bolsa?
Gracias por tu respuesta, Eduardo. Estoy de acuerdo en que las pensiones nunca se dejarán de pagar, ese gobierno sería suicida. Ahora bien, ¿podemos estar seguros de que las pensiones futuras serán suficientes?
Se pueden revalorizar menos que la inflación durante muchos años para que pierdan poder adquisitivo o se pueden recortar sustancialmente en periodos de crisis (las pensiones en Grecia ahora mismo son de miseria). Sé que algunos partidos, como bien dices, intentarán sacar el dinero de donde haga falta pero (dejando de lado si pueden conseguirlo) no tenemos garantizado que esos partidos sean los que gobiernen cuando estemos jubilados…
Sueles decir que el problema se arregla con «voluntad política», pero no sé si los que decidirán cuánto voy a cobrar de pensión tienen esa voluntad, porque todavía no los hemos elegido.
500 euros al mes durante los próximos 37 años de mi vida son 222.000 euros que tengo que dejar en manos del futuro político, que ya veremos qué voluntad tiene de pagarme una pensión digna. Me sigue pareciendo mucho dinero como para confiarlo ciegamente al resultado de las elecciones generales futuras.
El tema de la viabilidad pensiones es un falso debate porque el
futuro, lo mismo que ocurre en la física, no existe en economía.
En la economía, lo mismo que en la física, solo existe el presente:
1) La pensión que esta cobrando hoy alguien que no trabaja, la
esta pagando hoy alguien que si trabaja.
2) La idea que tiene Antonio Farjardo de que está realmente
ahorrando hoy para tener una pensión en el futuro, que es la que
solemos tener todos, no es cierta. Si cuando Antonio se jubile en el
2055 cobra una pensión, la que sea, sera porque alguien trabajara
en el 2055 para que Antonio tenga poder de compra sin que tener
que trabajar.
3) Siempre, no importa el sistema económico en el que vivamos, si
alguien disfruta de poder de consumo sin tener que trabajar es
porque alguien esta trabajando para que el disfrute de ese poder de
consumo.
Las pensiones siempre suponen una transferencia de dinero
presente de unas personas a otras basadas, por supuesto, en un
sistema económico que permite el ahorro de muchas posibles
maneras.
Una estas posibles maneras es mediante el ahorro privado. Por
ejemplo, comprando una casa cuando soy joven, que vendo cuando
me jubile y de cuyo capital vivo mientras pueda (mucha gente mas
gente de la que nos creemos se ve obligada a esto en la vejez).
Otra manera, es mediante la pensiones publicas. Una parte del
sueldo del trabajador se aparta y se la queda hoy el Estado que se
compromete en el futuro a devolvértela en forma de pensión cuando
te jubiles.
Evidentemente, el problema siempre esta en el futuro. ¿Podre vender
la casa y vivir sin trabajar hasta que me muera? ¿Me dará mañana el
Estado el dinero que se esta quedando de mi sueldo hoy?
Como se ve, no existe ningún problema con las pensiones. Con o que
si que puede existir un problema es …¿quien trabajara en el 2055 para
que yo pueda vivir sin tener trabajar cuando me jubile?…
Una sociedad decente ….(y dejo cada uno le el significado que quiera a
la palabra decente)… nunca dejaría que sus mayores después de una
vida de trabajo tuvieran que verse obligados a mendigar.
El problema de las pensiones no es, como se ve, un problema
económico. El problema de las pensiones es un problema de decencia.
[…] Saque de Esquina […]