Artículo publicado en el diario digital Andaluces.es, 5 de agosto de 2013
El pasado 31 de agosto el Gobierno central acordó con las comunidades autónomas unos límites de déficit fiscal asimétricos para 2013. Así, mientras la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no puede superar un déficit de 1,07%, Andalucía dispone de un margen más amplio al situarse su límite en el 1,58%. Este hecho, que ha disgustado a las comunidades con límites de déficit más bajos como Madrid o Asturias, ha querido venderse como una victoria para nuestra comunidad. Sin embargo, si nos paramos a reflexionar sobre el asunto nos percataremos de que en realidad no hay nada que celebrar.
Que el Gobierno central permita a algunas comunidades como la andaluza reducir el déficit fiscal de forma más lenta y menos agresiva no quiere decir que sea una buena noticia. Es cierto que reducir el déficit así es mejor que hacerlo deprisa y corriendo, pero es que en cualquiera de los dos casos estamos hablando de llevar a cabo recortes en el gasto público y/o aumentos de impuestos. Y conociendo las limitaciones fiscales de las comunidades autónomas, los recortes se realizarán fundamentalmente en las partidas de educación y sanidad públicas, mientras que los aumentos de impuestos afectarán especialmente a las capas de la población más desfavorecidas. Reducir el déficit, ya sea a un ritmo rápido o lento, no es otra cosa que implementar políticas que empobrecen a la ciudadanía.
El debate por lo tanto no debería estar en la velocidad a la que se reduce el déficit en Andalucía (y por lo tanto a la que se realizan políticas de austeridad), sino en si hay que reducir el déficit o no hacerlo. Y ese debate debería estar ya más que zanjado por cualquier economista o analista que busque lo mejor para la población en general y no sólo para los intereses de los agentes financieros y de los grandes grupos económicos. No nos podemos cansar de repetirlo:esforzarse por reducir el déficit fiscal (autonómico o estatal) con políticas de austeridad es contraproducente para la economía y para la sociedad. Cuantos más recortes de gasto público se hagan, y cuantas más subidas de impuestos no progresivos se materialicen, mayor daño sufrirá la actividad económica y por lo tanto menor recaudará la administración pública, con el resultado de que el déficit ni siquiera se reduciría de forma efectiva.
Es por esto que cualquier gobierno autonómico que no quiera tirarse piedras a su propio tejado, y que no quiera seguir empobreciendo a la mayoría de sus ciudadanos debería cambiar bruscamente de rumbo. Aceptar las imposiciones del Gobierno central en relación con la reducción del déficit fiscal no es más que hacerle el trabajo sucio. Lo que debería hacer un gobierno autonómico que de verdad le importe el bienestar de su población es diseñar unos presupuestos acordes con las necesidades reales de todos los ciudadanos sin atender a ninguna limitación fiscal. Si después de hacerlo los gastos son superiores a los ingresos, pues allá el gobierno central que es quien verdaderamente tiene las herramientas para combatir decisivamente el déficit (especialmente a través de la lucha contra el fraude fiscal, de una reforma impositiva, y de programas de estímulo económico). Mirándolo desde una perspectiva adecuada, se trata incluso de una medida de presión.
La economía es el medio que tenemos para poder vivir dignamente, y no el fin al que nuestro bienestar ha de supeditarse. Hoy día el gobierno central puede solucionar el problema del déficit fiscal y de la mala situación económica mediante diversos mecanismos que no pasan por empobrecer a la mayoría de la población como ocurre con las políticas de austeridad. Mientras no lo haga y siga empecinado en recorrer esa senda hacia el desastre, cualquier gobierno autonómico está perfectamente legitimado a oponerse y no ejecutar esas medidas de empobrecimiento colectivo.
Hacen falta importantes dosis de rebeldía. Cuando un gobierno autonómico consiente estos límites de déficit fiscal está al mismo tiempo aceptando que no existen alternativas a las políticas de austeridad. Y hacerlo supone un grandísimo error, porque está ampliamente demostrado que hay alternativas y que son perfectamente factibles.
Es cierto, lograr que el Gobierno central reconozca estas alternativas y las lleve a cabo no es una aventura fácil; pero la insumisión desde algunas comunidades autónomas no sólo sería una forma de proteger los derechos económicos y sociales de una buena parte de los ciudadanos (que no es poco), sino también una forma muy efectiva de ejercer presión sobre el Gobierno central a la hora de reconducirlo hacia una gestión económica más social y humana.
Que Andalucía pueda reducir su déficit fiscal de forma más paulatina no es ninguna victoria,
A mí, tu comentario: «Si después de hacerlo los gastos son superiores a los ingresos, pues allá el gobierno central …» me parece de enorma irresponsabilidad.
Un saludo
Germán Trabanco, no sé si te das cuenta de que criticar sin argumentar es dar la razón al sujeto criticado y quedar en evidencia. Si a tu crítica añades una sólida argumentación quizá podamos debatir y llegar a un punto interesante.
Personalmente, creo que el marco actual impide la rebeldía de las comunidades por el excesivo control que el partido del gobierno tiene de las mismas. ¿Andalucía, como gobierno de izquierdas, puede hacer algo más? Sería la única comunidad y no sé si habría consecuencias negativas o represalias. Todos esperamos más del gobierno andaluz, creo que está decepcionando a muchos, pero, repito, estarían solos. Quizá cuando el panorama reste poder a la derecha sobre el resto de comunidades se podría hacer algo más.
Reducir déficit no es malo per se. Ni aumentarlo bueno. Hay que mirar partida a partida. Creemos que es la austeridad la que nos esta ahogando. Y yo no podría llamar austeridad a esta situación.
Leer:
http://www.elblogsalmon.com/entorno/espana-sale-de-compras-estamos-locos
http://blogs.cincodias.com/el_economista_observador/2013/08/cu%C3%A1nto-nos-va-a-costar-la-crisis-bancaria.html
Esto es a nivel estatal. Las comunidades Autónomas tendrán sus propios líos.
Y yo no quiero que me endeuden más. En nombre de la administración pública se me ha impuesto ya una deuda de 20.000 € sin preguntarme. A mí y a cada español. Y me la cobran http://www.diagonalperiodico.net/global/reforma-energetica-penaliza-ahorro-y-autoconsumo.html
Nos lo cobran a todos a través de la energía. Por eso no quieren que cada uno se ponga una plaquita solar. A parte de las grandes eléctricas. El problema es que si todo el mundo optara por el autoconsumo. De donde cobraba esos impuestos el estado. La energía es el mejor método de cobro que tiene el gobierno. Todo el mundo consume. No puedes no consumir. Y todos pagan. Ahora lo mismo los ricos que los pobres.
Bentolín, cuando se habla de austeridad no se habla realmente de austeridad, se habla de una serie de medidas de ajuste entre las que se encuentran las reformas laborales (abaratando el despido y a la postre disminuyendo los salarios) o las reducciones en gasto social. Sólo es eso. Cuando hablamos de austeridad no hablamos de que las empresas se pongan las pilas o de que reduzcamos los coches oficiales. Si algún político se reduce el sueldo no lo hace por austeridad sino por demagogia (intentando justificar los ajustes). Austeridad, estamos viéndolo, significa traspasar el dinero público al desfase privado. Nos quedamos sin sanidad para destinar ese ahorro a rescatar algún banco y cuando ese banco se sanee, comprará algún hospital que hayamos privatizado para lucrarse con nuestra salud. Si España fuera una persona, sería un discapacitado mental al que le están haciendo el timo de la estampita una y otra vez.
La realidad es que España es uno de los países con menos gasto público de Europa, pero con más privilegios fiscales para las grandes fortunas, los otros países con menos gasto público son países como Grecia o Portugal. Los neoliberales tienen la cara de decirnos que el problema es que gastamos mucho cuando precisamente somos los que menos gastamos. Necesitamos gastar más, no menos. Gastando menos no vamos a salir jamás de la crisis.
El beneficio de llamar a las cosas por su nombre.
No hay AUSTERIDAD hay mantenimiento del ESTATU QUO. Mantener las empresas que ya están consolidadas. Las administraciones que están consolidadas y los gobernantes y sus partidos que ya están consolidados. Y organizaciones y modos de vida que ya estan consolidados. Esto cuesta dinero del contribuyente. Pero intentan dar la sensación de que no cambia nada. Suben impuestos poco a poco y acumulan deuda (Que la gente ni le importa) privatizan servicios que la gente al principio no nota y recortan prestaciones que afectan a un número comparativamente pequeño. Y nos engañan diciéndonos que vamos a volver a lo que había antes. Por las dos ideologías reinantes. Izquierda y Derecha.
No es neoliberal ni liberal ni capitalismo ni historias. Es un oligopolio. ¿Por qué hay familias españolas que están en la cúspide durante 200 años? ¿Porque sus miembros son brillantes? No, porque están protegidos por leyes que las mantienen ahí. Si esto fuera liberal y yo fuera un gran arquitecto, el mejor de España. Yo podría desbancar a otros estudios y montar una empresa impresionante. Pero aquí no hay liberalismo. Si yo fuera ese mejor arquitecto tendría dos opciones trabajar para alguien con los contactos o comerme los mocos. Los grandes estudios no son de primera generación, son hijos o amigos del poder establecido.
En España los que dicen ser de izquierdas o de derechas se engañan. El PP es la iglesia y la aristocracia-burguesía de toda la vida (Ni liberales ni defensores de los autónomos) Si no perteneces a esta clase no te van a representar. El PSOE son los sindicatos (ni jóvenes ni pobres) Si no eres un trabajador indefinido en una gran empresa tampoco te van a representar. A los sindicatos les interesan las empresas fuertes porque es donde tienen más poder y las van a proteger. Y a los empresarios les interesan los sindicatos centralizados por lo que los van a proteger. Y nada cambiará hasta que en la izquierda no manden los sindicatos y en la derecha no mande la iglesia y la burguesía.