El pasado sábado 27 de octubre de 2012 la coordinadora 25S convocó una manifestación en Madrid para protestar contra los Presupuestos Generales del Estado elaborados por el gobierno. Como tantas otras veces, decidí participar en la protesta, así que me dirigí con cuatro amigos a la Plaza de España, que era el sitio desde donde partía la manifestación. Aunque llegamos allí veinte minutos antes de la hora de inicio, vimos que en una zona de la plaza algunas personas ya estaban concentradas, y decidimos unirnos a ellos. Al hacerlo, descubrimos que una parte de la plaza estaba acordonada por la policía, de forma que quedaban solo unas pocas vías de acceso. Cuando intentamos acceder a la plaza por uno de esos accesos, varios policías nacionales nos detuvieron.
–Disculpen, caballeros. ¿Vienen a la manifa?
–Sí.
–Muéstrennos sus documentos de identidad, por favor.
No entendimos por qué querían nuestra documentación, pero en ese momento nos limitamos a hacer lo que nos pedían. El policía que recogió nuestros carnets se alejó un poco para hacer anotaciones. Yo no sabía muy bien por qué, pero me invadió una sensación de culpabilidad. El hecho de que un policía te pida la identificación es algo que impone e intimida, pues algún motivo tiene que haber detrás y lo que es normal pensar es que uno ha hecho algo malo. Pero ninguno de nosotros habíamos hecho nada, salvo acercarnos al núcleo de una concentración. En ese momento me fijé en que varias personas pasaban por donde queríamos pasar nosotros y ningún policía los paraba. Nos habían elegido a nosotros entre los muchos que pasábamos por allí. Lo que no acertaba a adivinar era el motivo.
–Ya está. Muchas gracias.
Nos devolvieron uno a uno nuestros documentos de identidad. Continuamos nuestro camino no sin una cierta preocupación por lo sucedido. En principio, solo se nos ocurrió que hubieran anotado nuestros datos para incluirnos en la famosa “lista negra” de la delegada del gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes. Pero como no estábamos seguros de ello, uno de mis acompañantes decidió volver para preguntarles el motivo de la identificación.
–Perdone, ¿nos habéis pedido la identificación para sancionarnos por algo?
–No. Se trata de un mero procedimiento. Nada por lo que preocuparse.
–Entonces no nos vais a sancionar ni nada parecido, ¿no?
–A ver –intervino otro policía menos educado–, piensa con la cabeza. ¿Habéis hecho algo por lo que debieseis ser sancionados?
–Vale, vale – respondió mi amigo y volvió sobre sus pasos.
Aclarada parcialmente la duda, no volvimos a hablar sobre ello. Nos unimos al resto de personas y ejercimos nuestro derecho a manifestarnos por las calles de Madrid. Aquel día precisamente no hubo ningún altercado; incluso varios medios de comunicación publicaron una noticia de Europa Pressque rezaba «Termina en Neptuno y sin incidentes la protesta contra los ‘presupuestos de la deuda’”, donde se especificaba que “la marcha de hoy se ha llevado a cabo sin incidentes”.
Pues bien, un mes más tarde me llegaba a casa una notificación por la cual se me anunciaba que había sido sancionado con una multa de 500 euros por la siguiente infracción grave: “originar desórdenes graves en las vías, espacios o establecimientos públicos o causar daños graves a los bienes de uso público”.
Para mayor recochineo, en la notificación se especificaba lo siguiente: “Usted fue identificado en la Plaza de España, lugar en el que se incorporó a la manifestación, habiendo sido previamente advertido por los agentes que el acto no había sido debidamente comunicado y autorizado por la Delegación del Gobierno”.
Verdaderamente alucinante. Una sanción totalmente inventada, en la que no solo se me acusaba de algo que yo no había hecho, sino de algo que nadie había hecho. Además, no solo los agentes no nos habían advertido de que la manifestación no había sido comunicada, sino que además nos aseguraron que no íbamos a ser sancionados.
Ese día fuimos identificadas y sancionadas 300 personas. Y mucho me temo que en igualdad de condiciones; es decir, que escogieron arbitrariamente a 300 personas para sancionarlas sin motivo real. El objetivo claramente es el de amedrentar a los manifestantes y quitarles las ganas de seguir reivindicando sus derechos, pues recordemos que no estamos hablando de una multa fácilmente asequible de 50 euros, por ejemplo, sino de 500, que es una cantidad notablemente elevada.
Ninguna manifestación es ilegal. Manifestarse pacíficamente es un derecho legítimo de todo ciudadano, y ninguna persona debería ser sancionada por ejercerlos. Que ocurran este tipo de cosas en un país que se jacta de tener un régimen democrático y gozar de un Estado de derecho dice mucho de la enorme farsa en la que vivimos los ciudadanos españoles.
Relato del momento en el que fui sancionado en una manifestación pacífica,
Alucinando estoy. Sabía que se multaba a la gente, pero no con ésta aleatoriedad. Te importa si imprimo ésto y lo reparto?
No me importa en absoluto. Todo lo contrario. Hay que difundir este tipo de injusticias.
se veía venir q la historia iba a acabar mal, que vergüenza de policía y de políticos. En tu propia cara te mienten.. Y ahora a los 500€ hay que sumar ¿cuántos, 100€, 200€? por recurrir??
En una charla en la que estuve, comentó tu hermano Alberto esto que os había sucedido, pero eso fue la semana pasada, antes de que recibiérais la sanción…¡ni se nos ocurrió pensar que este sería el resultado!! si esto no es fascismo puro, a ver que es lo que es…
¿Y no tenemos ningún tipo de protección contra estas prácticas?
¿Qué habéis hecho con respecto a lo sucedido? ¿Alguna medida legal? Lo que estás contando es gravísimo.
[…] Relato del momento en el que fui sancionado en una manifestación pacífica […]
Espero que el relator aproveche su condición jurídica de aforado y promueva una demanda colectiva de las 300 personas afectadas por un evidente abuso de autoridad y por coacción al ejercicio cívico de derechos fundamentales.
[ quizás ( cosa que suele pasar ), nos confundimos entre dos hermanos con mismo apellido y diferente nombre ]
Abrazos
El relator no es aforado. El aforado es el hermano del relator y sancionado. Aún así lo han hecho: http://www.eldiario.es/politica/IU-defendera-manifestantes-querellara-Cifuentes_0_74892570.html
Salud, Eduardo. He hice eco en facebook de tu escrito en ATTAC, y un amigo me contesta textualmente: «ESO ES ROTUNDAMENTE FALSO. La apertura de un expediente sancionador por una infracción administrativa, conlleva una serie de actos de los cuales el primero es LA NOTIFICACION POR ESCRITO AL PRESUNTO INFRACTOR DE LA APERTURA DE UN EXPEDIENTE. Posteriormente existe un plazo para que el presunto infractor presente alegaciones, etc, etc.
Por consiguiente, eso de que te llegue a casa directamente la imposición de una sanción ES MENTIRA. Yo no soy un defensor acérrimo de este Gobierno ni del anterior; pero la verdad solo tiene un camino y relatos como éste intoxican y desvirtúan la realidad. Otra prueba de la falsedad de ese relato es que dice que en UN MES le llegó a casa la notificación de la sanción.
Para resolver un expediente sancionador por una infracción administrativa (salvo las de Tráfico que llevan un sistema diferente), en el plazo de UN MES, el instructor del expediente debe ser un verdadero “máquina”, o familiar de la Virgen de Lourdes.» Le he dicho que va a merecer la pena seguir el proceso de este asunto… ¿Lo vas a pelear?
Pero si la teoría yo también me la sé. El problema es que no se pone en práctica. Yo soy el primer alarmado con todo esto, porque se vulneran gravemente los derechos del ciudadano. Pero, ¿para qué iba a inventarme una historia así? Una prueba para tu incrédulo amigo la puedes encontrar aquí: http://www.eldiario.es/sociedad/truco-Cifuentes-euros-manifestacion-registrada_0_74542752.html
Yo ya soy un poco viejuno y te puedo decir que estas prácticas son moneda común desde que el tiempo es tiempo. De hecho, recuerdo un caso parecido donde nos multaron con 300 euracos a cada uno de los 13 sancionados. Después de numerosos trámites, alegaciones y demás (tuvimos que presentar un recurso de alzada al ministro del interior) tuvimos que llegar al contencioso-administrativo que ganamos (nos retiraron la multa y la Delegación tuvo que pagar costas y multa (creo que fueron unos 2.000 euros de multa en total).
¿Y luego pretenden que respetemos el trabajo de los agentes? Estos en particular son unos asquerosos, falsos, mentirosos, viles y recaudadores. Y sus compañeros permiten estas prácticas y callan mirando a otro lado.
Un saludo cabreado,
Mino
[…] Blog de Eduardo Garzón vía el Conocimiento y Libre Albedrío. Print PDF Compártelo:More (function(d, s, id) { var js, […]
Hola, ando ojeando aleatoriamente tu blog para ver si aprendo algo de economía (lo justo y necesario que soy de artes/letras y tengo alergia a los números :P). El caso es que tu historia, que por desgracia no me sorprende en absoluto, me ha dejado intrigada: ¿qué pasó al final? Sé que hay colectivos como legalsol (creo que se llaman así) que sí nos ayudan a los manifestantes, aunque por suerte a mí todavía no me ha pasado nada así que no me he informado mucho. ¿Tuviste que pagar la multa o recurriste?
Como siempre gracias por todo, llevo un tiempo ojeando el blog y abusando de tu amabilidad (tanto por aquí como por tuiter); pero es que te explicas muy bien. No quiero abrir heridas fraternales, ni caer en el peloteo fácil, pero tienes una cualidad que no posee tu hermano: la síntesis. Esto hace que aunque admire a tu hermano y me encante escucharle, tenga que poner los cinco sentidos. Creo que estás estudiando un máster, ¿puedo preguntarte qué vas a hacer cuando acabes? ¿otro político en la familia?, es simple curiosidad.
Hola Silvia, encantado de que ojees el blog y de que te parezca útil. Sigue abusando todo lo que puedas de mi amabilidad que siempre que pueda intentaré contestarte. Gracias por el reconocimiento, que al mismo tiempo que me alegra, me da fuerzas para seguir escribiendo :).
Recurrí la sanción (me ayudó un abogado de Izquierda Unida, aunque podría haber recurrido a otros abogados como los que comentas de LegalSol y otros colectivos), me volvió a llegar la sanción (inventándose nuevas cosas que yo no había hecho), volví a recurrirla, me volvió a llegar, volví a recurrirla… y en ese momento estoy. La verdad es que hace tiempo que el proceso está paralizado, así que no sé si finalmente me libraré de pagar. Espero que sí. No obstante, el proceso de recurrir es lento, fatigoso, te requiere mucho esfuerzo y paciencia, y encima te obliga a pagar (ya sea a un abogado, o el envío del recurso, etc). Y sea como sea, esto es inadmisible en un Estado que se dice de Derecho.
[…] Ni iba acompañado de personas con banderas y pancartas ni hubo ningún caos circulatorio. En este post narré con detalles lo ocurrido aquel […]
[…] Relato del momento en el que fui sancionado en una manifestación pacífica […]