Hace no mucho tuiteé la frase que recoge el título de este post. No pasó desapercibido: la inmensa mayoría de los que leyeron el mensaje no lo entendieron, muchos pensaron que me había equivocado, otros no dudaron en insultarme por decir “barbaridades” (todos eran seguidores de los principios económicos liberales, además de terriblemente inmaduros y maleducados), y sólo unos pocos celebraron que decidiera valientemente combatir una falsa creencia totalmente extendida. Y es que el establishment hace mucho tiempo que logró introducir en el imaginario la idea de que el déficit público (más gastos que ingresos en el sector público) es el demonio y que por lo tanto debe ser combatido con máximo ahínco y vehemencia. De hecho, lo que suele pensar la gente normal es precisamente lo contrario de lo que aquí defenderé, pues suelen creer que el déficit público reduce el ahorro privado, algo que a muchos les parecerá intuitivo, pero que si atienden con paciencia a mi inmediata explicación comprenderán que la intuición falla completamente en este tema.
La extendida y errónea creencia suele rezar así: “cuando el sector público tiene más gastos que ingresos necesita pedir prestado dinero de algún agente económico privado (familia o empresa), de forma que se producirá un trasvase de dinero privado al sector público para que éste pueda afrontar su déficit público. En consecuencia, el déficit público reduce el ahorro privado.” Puede parecer lógico, pero es absolutamente falso. Veamos por qué.
En primer lugar, si el sector público correspondiente tiene la capacidad de emitir libremente su propia moneda (como Estados Unidos, Japón, Australia, Reino Unido, etc) no necesita en absoluto pedir dinero prestado para cubrir el déficit. Le bastaría con crear tanto dinero como fuese necesario para cubrir el déficit. Y ese nuevo dinero creado sería utilizado para algo (pago de sueldos, pensiones, educación pública, infraestructuras, etc), por lo que acabaría en la cuenta bancaria de una empresa o una familia, ergo la creación de dinero por parte del sector público incrementaría directamente el ahorro privado en vez de reducirlo. No puede haber ninguna discusión (seria) al respecto. Es pura contabilidad. Todo gasto supone un ingreso. Si el sector público gasta, es porque alguien ingresa; y ese alguien es necesariamente un agente del sector privado.
En segundo lugar, incluso aunque el sector público correspondiente no sea soberano de su moneda o aunque el sector público soberano se endeude en los mercados[1], el resultado es el mismo: el ahorro privado se incrementa. Cuando el sector público vende bonos públicos y se endeuda, lo que está ocurriendo es que el agente privado que compra los bonos pasa de tener ahorros en forma de dinero contante y sonante a tener ahorros en forma de bonos públicos. Pero la cuantía de su riqueza (la cuantía de su ahorro) es la misma. Si compra bonos públicos por 1000 euros, pasará de tener dinero líquido por valor de 1000 euros a tener bonos por valor de 1000 euros. Su ahorro no mengua, sólo su composición se ve alterada. Además, siempre que quiera, el agente privado puede vender sus bonos a otro agente y convertir el bono en dinero contante y sonante, alterando de nuevo su composición. En definitiva, el ahorro del comprador del bono público no se reduce en absoluto.
Atendiendo al otro lado de la operación, el sector público incrementa el gasto por la misma cantidad de dinero que obtiene vendiendo el bono (para eso lo ha vendido). Si vende un bono por 1000 euros, incrementará el gasto público por 1000 euros. Ese dinero se utilizará para algo (pago de sueldos, pensiones, educación pública, infraestructuras, etc), por lo que acabará en la cuenta bancaria de una empresa o una familia. Recordemos que por identidad contable todo gasto supone un ingreso, de forma que ese gasto público supondrá un ingreso para el sector privado, aumentando así su ahorro.
Recapitulemos: por un lado, el ahorro privado del agente que compró los bonos no mengua, sólo cambia su composición; por otro lado, el ahorro privado de los agentes que reciben el gasto del sector público aumenta. El efecto conjunto es evidente: incremento del ahorro del sector privado. Un euro de déficit público es un euro que aumenta el ahorro privado. Es contabilidad, no hay otra.
Si el lector no se ha perdido, se habrá dado cuenta de una cosa muy importante: registrar déficit público es equivalente a crear dinero, independientemente de que el sector público pueda emitir moneda. Cuando se produce el déficit público, la cantidad total de activos financieros aumenta: por el lado del agente que compra los bonos públicos el volumen de activos financieros no varía, pero por el lado del gasto que realiza el sector público aumenta la cantidad de activos financieros (en forma de depósitos en cuentas bancarias de los que reciban el gasto público). Por lo tanto, con los déficits públicos los gobiernos crean dinero. De hecho, como la deuda pública no es ni más ni menos que déficits públicos acumulados, la deuda pública es la cantidad de dinero que se ha creado a través de esta vía.
Es probable que al lector le haya venido a la cabeza la siguiente reflexión: “Cuando el sector público tenga que devolver el dinero prestado (más los intereses correspondientes), tendrá que sacarlo de algún sitio, y ese sitio será el bolsillo de familias y empresas a través de los impuestos, de forma que aunque a corto plazo el ahorro privado no se reduzca, si que ocurrirá en el futuro”. Suena razonable, pero también es absolutamente falso.
En primer lugar, y siguiendo el hilo anterior, si el sector público tiene soberanía monetaria la citada reflexión no tiene ningún sentido, porque podría devolver los préstamos e intereses simplemente creando dinero. Un sector público que controla y emite su moneda no necesita impuestos para financiarse, se financia simplemente creando dinero[2]. Por lo tanto, los sucesivos déficit públicos jamás reducirían el ahorro privado (ni a corto ni a largo plazo), sino todo lo contrario: lo incrementarían.
En segundo lugar, si el sector público no tiene soberanía monetaria, cuando se cumple el plazo para devolver el dinero prestado, lo que hace es volver a vender bonos públicos (lo que se llama refinanciar la deuda). Esto significa que vuelve a crear dinero para devolvérselo al antiguo comprador del bono (y pagarle intereses) al mismo tiempo que está vendiendo bonos a nuevos compradores. El ahorro privado vuelve a incrementarse, no a menguar: el antiguo comprador del bono ve de vuelta su dinero más unos intereses añadidos, mientras que el nuevo comprador del bono sólo ve alterada la composición de su ahorro (conversión de euros contantes y sonantes en bonos). No ocurre nada más; no hay detracción del ahorro privado, sino todo lo contrario.
Por supuesto, en este proceso la deuda pública aumenta, pero esto sólo significa que el sector público está creando nuevo dinero. La reflexión que suele surgir a continuación es: “la deuda pública no puede incrementarse indefinidamente, y cuando haya que ir reduciéndola entonces el sector público tendrá que aumentar impuestos y por lo tanto estará reduciendo así el ahorro privado”. Pero de nuevo esto es falso ya que no tiene por qué ser así.
Hay muchas formas de ir controlando o reduciendo la deuda pública. La ideal es incrementar el volumen del PIB, puesto que de esta forma el indicador deuda pública/ PIB se irá reduciendo. Y téngase en cuenta que incrementar el PIB no tiene nada que ver con aumentar impuestos o reducir el ahorro privado, ¡sino todo lo contrario! La mejor forma de estimular el PIB es impulsando la inversión pública y el gasto público (dos explicaciones más detalladas aquí y aquí), es decir, creando dinero e incrementando el ahorro privado. Puede resultar paradójico que para reducir la deuda pública haya que incrementar el déficit público, pero no lo es en absoluto cuando se entienden bien los vínculos que hay entre todas estas variables, y es algo que muchos economistas heterodoxos hicieron hace ya muchas décadas (para profundizar leer aquí).
Otra forma de reducir la deuda pública es provocando inflación. Cuando hay inflación el dinero pierde valor y también las deudas expresadas en ese dinero, y al mismo tiempo el PIB aumenta a mayor ritmo, de forma que el indicador deuda pública/PIB cae. No es lo mismo tener que devolver una deuda de 1000 euros cuando conseguir esos euros es difícil a tener que hacerlo cuando conseguir esos euros es más fácil porque ha aumentado la inflación. En el caso de Reino Unido, en torno a 14 de 18 puntos porcentuales de reducción de deuda desde el año 2008 se deben a la inflación. ¿Y cómo se genera algo de inflación? Pues una forma de hacerlo es registrando déficits públicos (que deberán ser más o menos elevados dependiendo de la capacidad utilizada en relación a la capacidad instalada de la economía). La generación de déficits públicos inyectará nuevo dinero en los bolsillos de empresas y familias y esto estimulará la actividad económica, ayudando a empujar al alza los precios que hoy día están prácticamente estancados o en terreno negativo. Por lo tanto, llegamos de nuevo a la conclusión de que una forma de reducir la deuda pública es incrementando el déficit público. ¡Y esto supone incrementar el ahorro privado, no reducirlo!
Por eso el mantra liberal es absolutamente falso y contrario a la realidad: el déficit público incrementa el ahorro privado, no lo reduce. Y en el futuro no hay necesidad de incrementar los impuestos (reducir el ahorro privado) para devolver la deuda, porque hay otras formas mucho más adecuadas y justas para hacerlo, incluso en una economía que no pueda emitir su propia moneda. El déficit público no es el demonio; es una herramienta de política que permite estimular la actividad económica y aumentar el ahorro privado, algo completamente necesario hoy día en la economía española (por ejemplo, para reducir el endeudamiento privado, como explico aquí).
Nota: 1) Para aquellos que tengan interiorizada la falsa creencia de que crear dinero conlleva necesariamente y sistemáticamente un incremento de la inflación y estén preocupados por lo que aquí se dice les sugiero leer este artículo, y para aquellos que incluso hayan pensado en hipotéticas hiperinflaciones, éste.
2) Agradezco los comentarios y sugerencias de Carlos García, Stuart Medina, Sandra Soutto y Jorge Amar, dejando claro que cualquier error u omisión en el escrito es responsabilidad mía.
[1] Que lo hacen por una cuestión operativa de regulación de reservas en las cuentas bancarias, y no porque necesiten pedir dinero prestado (ya que pueden crear tanto dinero como quieran).
[2] Los impuestos cumplen funciones diferentes a la de financiar el sector público, que son: dar valor a la moneda en curso (la necesidad de pagar impuestos en una moneda en concreto empuja a la gente a demandar y hacerse con esa moneda); controlar la demanda y por lo tanto la cantidad de dinero que hay en circulación (aumentando impuestos se retira dinero de la economía, y reduciéndolos se inyecta dinero); controlar los precios; redistribuir la renta y riqueza del país; y modificar la estructura productiva de la economía. Para mayor profundidad recomiendo este artículo.
Está muy bien el artículo, pero hay algo que no me cuadra. En un momento dado dices:
«Otra forma de reducir la deuda pública es provocando inflación. […] ¿Y cómo se genera algo de inflación? Pues una forma de hacerlo es registrando déficits públicos […]. La generación de déficits públicos inyectará nuevo dinero en los bolsillos de empresas y familias y esto estimulará la actividad económica, ayudando a empujar al alza los precios que hoy día están prácticamente estancados o en terreno negativo. Por lo tanto, llegamos de nuevo a la conclusión de que una forma de reducir la deuda pública es incrementando el déficit público. ¡Y esto supone incrementar el ahorro privado, no reducirlo!»
La cuestión es que si el medio para reducir la deuda es provocar inflación, en principio el valor del dinero disminuirá, por lo que cada euro valdría menos y se perdería poder adquisitivo. A efectos prácticos, el ahorro estaría disminuyendo. Si generar déficit hubiera inyectado más dinero, cabe esperar que los ingresos de empresas y familias aumentarían, pero si aumentasen como mucho de un modo proporcional a la inflación, no se incrementaría el ahorro, sino que en todo caso se mantendría. Así que la pregunta es… ¿es esto así, o qué me dejo por el camino?
Gracias por el comentario. Buena reflexión. En efecto, la inflación también tendría el efecto de deteriorar la capacidad adquisitiva de las familias y empresas que incrementaron su ahorro. Pero hay que tener en cuenta varias cosas: 1) la inflación es sólo una vía para reducir la deuda pública, no la única, 2) con la inflación la deuda pública no sólo se reduce por el alivio de la carga, sino también por el incremento del denominador del indicador (PIB), 3) las deudas privadas de esas familias y empresas también se alivian, ergo el impacto conjunto dependerá de la cantidad y composición de los pasivos de cada agente económico (una empresa con una enorme deuda saldrá beneficiada, una familia sin deudas saldrá perjudicada).
Ya veo, gracias por la respuesta.
[…] Un euro de déficit público es un euro que incrrementa el ahorro privado […]
Volviendo a la pregunta de Gerardo.
No soy economista pero si lo entiendo bien estamos hablando de Teoría Monetaria Moderna y por lo que yo entiendo de ella la idea es justamente que el efecto global de incremento de los ingresos de empresas y familias debido al incremento de la actividad económica de las políticas expansivas será siempre superior al efecto de la inflación, que en todo caso se mantiene siempre dentro de lo razonable porque el incremento de la actividad económica produce una mayor cantidad de bienes y servicios que neutraliza el efecto inflacionario de la inyección de dinero en la economía, de hecho no debería haber ningún problema de inflación hasta alcanzar la frontera de posibilidades de producción.
Por otro lado la reducción de la deuda pública es una preocupación como mucho secundaria porque se considera que un estado no puede quebrar en su propia moneda, ¿estoy en lo correcto?
Eso es 🙂
[…] Saque de Esquina […]
Como bien dices, Eduardo, es un instrumento de política económica, pero no es la piedra filosofal.
Es cierto que toda deuda es crédito, y ambas son caras de la misma moneda, valga la redundancia al caso, creación de dinero, sin necesidad de emisión estatal o supraestatal. Pero como bien nos ha enseñado la actual Crisis, no toda creación de dinero, deuda o crédito, alimenta la economía productiva, o sirve para su sustento.
Ha sido un exceso de dinero circulante, de crédito el que nos ha traído aquí, por qué las tasas de ganancias productivas no atraían al capital, y sustituyeron el motor de crecimiento productivo por el especulativo.
La cuestión no es gastar o aumentar la demanda, por vía pública o privada (extranjera, los agentes propios están endeudados), sino hacerlo ¿para qué? ¿Cómo y en qué creamos valor añadido?
Aunque en España, la demanda pública es la única palanca, por endeudamiento de los agentes económicos. Pero, qué cambios se requieren impulsar con dicha demanda, para dotarnos de una estructura económica generadora de valor añadido singular.
España no se puede permitir como Japón, incrementar la Deuda Pública sine die, las razones son evidentes, y los resultados en el caso japonés también.
Lo planteado por ti, es política monetaria Keynesiana, al estilo de los ejemplos del motor de arranque del coche averiado, o de los bonos de guardería entre los profesores universitarios, pero creo que insuficiente por parcial, para dar respuesta, aunque necesaria.
Un saludo y gracias por tu trabajo.
Buenas observaciones, pero a mi modo de ver el modelo de la Teoría Monetaria Moderna para funcionar correctamente tiene implícita la necesidad previa de un cambio de todo el sistema monetario y financiero actual de matriz neoliberal por otro distinto, por lo tanto no se puede tomar como ejemplo lo sucedido dentro del sistema actual para juzgar lo que sucedería en este modelo.
1.- No he visto que en la Teoría Monetaria Moderna se contemple la creación de dinero bancario, ni tampoco un sistema de banco central que actué como un lobby de la banca otorgándole a la banca el monopolio de recibir dinero legal creado por el banco central.
El único dinero que se menciona es el legal creado por el estado que lo gasta para proveer a la economía de la cantidad necesaria del mismo. Seria una especie de «nacionalización estatal» de la creación del dinero.
2.- No debemos confundir lo que se propone con una política de creación de exceso de dinero como la que conocemos, por contra se trata de que haya en la economía la cantidad justa de dinero y nada más y es aquí donde entran en juego los impuestos, para ello una vez que se ha reactivado la capacidad productiva y nos aceramos a la frontera de posibilidades de producción, los impuestos sirven para retirar la cantidad necesaria de dinero. Y quiero remarcar que en ningún caso se trata de financiar al estado sino que ese dinero se destruye.
3.- Deberían restablecerse los «cortafuegos» entre la economía real y la financiera y los limites a la ingeniería financiera anteriores a la era neoliberal. De hecho esto unido a lo dicho en el punto 1 debería reducir la economía financiera a un tamaño bastante reducido y convertir a la banca en meros intermediarios entre el ahorro privado y la financiación de la economía productiva.
4.- La comparación con Japón me parece muy significativa, por un lado porque Japón es un área monetaria en si mismo y España no, lo que debemos comparar son zonas monetarias no estados.
En segundo lugar porque japón es para mi un buen ejemplo de como cuando se intentan aplicar algunos de estos elementos sobre una base que no deja de ser la misma de antes el resultado no es nada satisfactorio.
Finalmente decir que yo tampoco creo que estos modelos sean la panacea por dos grandes motivos.
En primer lugar porque ahora nos enfrentamos a los limites físicos y ecológicos del planeta.
En segundo lugar y relacionado con lo anterior porque vivimos en un orden social con una correlación de poder que no permitiría hacer estos cambios sin una dura lucha si es que se llegara a lograr, simplemente el capitalismo actual ya no puede maximizar su beneficio sin precarizar.
No creo pues que podamos aspirar a una segunda etapa de los años dorados del capitalismo Keynesiano, más bien se trataría de un elemento para su superación.
He de reconocer mi ignorancia, por lo que no observe en el post referencias a la Teoría Monetaria Moderna, quizás, por que la desconozco.
Aunque es cierto, que con anterioridad leí el comentario que realizaste en torno a dicha teoría y la respuesta afirmativa de Eduardo.
En cualquier caso agradecerte la ilustración, ahora comprendo que el post no se refería al impacto de una medida tal, bajo los patrones neoliberales, sino que vendría precedido por cambios aún más profundos, que afectarían incluso a la arquitectura institucional, como los BC, al propio neoliberalismo.
Agradecerte la aclaración, buscaré algo por ahí sobre Teoría Monetaria Moderna, pero en cualquier caso, si hicieras el favor, te agradecería algunas referencias. Gracias.
Por cierto Pauet, que consideración te merece el editorial del País, de hoy, sobre la posible tormenta de Deuda, que amenazaría al mercado mundial de Capital.
La amenaza que se desliza del editorial, vendría significada por un aumento de los tipos de interés norteamericanos, con su efecto llamada de capitales, que en la actual situación de los países emergentes los hundiría ( hundió a Méjico en el 95, siendo el modelo de desarrollo).
Pero, si hablamos y Eduardo en su documento sobre capitalismo así lo plantea, de una economía no sólo globalizada, sino hiperconcentrada. E.Garzón en dicho doc. recoge, que de las 100 economías más importantes del mundo, más de 40 son corporaciones privadas.
¿Pensamos que dicha concentración de capital, no se refleja en el mercado de capitales?, ¿el mercado de capitales,es menos imperfecto u oligopólico?, ¿son sólo efectos o dinámicas de rebaño, los que mueven los flujos de capital?, ¿qué esconde en realidad la información asimétrica en el mercado de capitales?.
En definitiva, ¿si la economía esta corporativamente hiperconcentrada, no es así en el mercado de capitales? ¿es decir, éste no está dirigido -planificado- por dichos intereses?. Dicho coloquialmente el casino del mercado de capitales, no tiene una Banca que gana siempre. De ser así, ¿cuáles son sus patrones de funcionamiento?.
El editorial del País reduce la posible tormenta de Deuda, a una subida de los tipos de interés estadounidense, pareciendo que la capacidad de decisión sobre la misma (tormenta de Deuda), es exclusiva de la Administración Norteaméricana. ¿Hasta qué punto es cierto? Sería pensar en la prevalencia de una Administración Pública, aunque sea la de la Metrópolis imperial, en el mercado de capitales internacional.
Bueno, estos son mis interrogantes, no se que te sugerirá el editorial del País, pero en la actual coyuntura internacional, añadir un riesgo más, no es muy alagüeño.
Un saludo y de nuevo, gracias.
Perdón no había colgado el editorial referido, del País: http://elpais.com/elpais/2015/10/07/opinion/1444243132_931900.html
Eduardo,
En algunas afirmaciones de tu artículo estoy en general de acuerdo, pero hay otras que no. Verás por qué.
Creo que confundes ahorro e inversión. Lo que todos los economistas están de acuerdo y tu no dices en ningún sitio del artículo es que los dèficits públicos provocan un efecto desplazamiento de la inversión privada a la pública, NO que disminuyen AHORRO.
Así, si los déficits aumentan, el estado se verá forzado a remunerar mejor sus bonos por un simple factor de riesgo de impago (cosa que también olvidas en todo el artículo) y este aumento del tipo de interés provocará un progresivo desplazamiento del ahorro desde las empresas y desdel tejido productivo al estado. Ése fecto denominado Crowding-OUT y que tu debes conocer lo he enseñado yo a mis alumnos de segundo de carrera y hay evidencias empíricas de su funcionamiento.
Saludos,
Jordi
Párrafo 3: monetización de la deuda. Inflación monetaria. Pérdida valor de ahorros privados. Pérdida de poder adquisitivo de las familias
Párrafo 4: España siglo XIX. La inmensa deuda pública se paga con más deuda pública. La gente no quiere + papel: desamortizan bienes comunales y de la iglesia.
Párrafo 5: el gasto público es inflacionario. 1º de Macroeconomía. De que me sirven + billetes en mi bolsillo si no valen?
Crear dinero no significa crear riqueza. Primer fallo.
Debería leerse algún libro Historia económica del XIX y ver cómo los ingleses se enrrollaban canutos con la deuda pública española.
Samuelson, premio Nobel, definió la inflación como ir a la compra con el dinero en la bolsa y traerla en el bolsillo.
En definitiva, me parece un juego tipo Monopoly en una isla desierta.
[…] incluso aunque el Estado en cuestión emita bonos por el mismo valor. Lo explico con más detalleaquí, pero básicamente lo que ocurre cuando se registra déficit público es que el Estado inyecta más […]
[…] dinero en las cuentas bancarias de las familias y empresas del que se borra de esas mismas cuentas. El déficit público es creación de dinero. Esto es […]
Hay una cosa que no entiendo, ¿pq según dices cuándo hay inflación es más fácil conseguir euros para pagar deudas que cuando disminuye? no veo el mecanismo. Un saludo.
Con más inflación, si eres vendedor vas a vender la misma cantidad de productos pero cobrando más dinero. Si eres trabajador, muchas tablas salariales van ligadas al IPC, ergo con el mismo número de horas trabajadas recibes más dinero. Y así con todo. Por verlo de otra forma: ahora es más fácil hacerse con 6 euros que hace 20 años hacerlo con 1.000 pesetas.